Seguro más de una vez alguien te ha dicho en algún momento “deja tu ego a un lado”, “bájale dos rayitas a tu ego”, “eres un egocéntrico”, “hablas desde tu ego”, etc. Sin embargo, el ego no es realmente tan malo ya que nos ayuda a hacernos conscientes de nuestra propia identidad.
En el momento de nacer se te asigna un nombre y se te va programando tu mente a través de la educación, el sistema social y cultural. En pocas palabras, se te pone una etiqueta. Si primitivamente te quedas estancado en el EGO, simplemente te identificarás con patrones como la resistencia, el control, el poder, la codicia, la defensa, el ataque, etc. Sin embargo, no resuelven del todo tus problemas, sencillamente porque el ego mismo es el problema.
Cuando los egos se juntan en las relaciones personales o en las organizaciones, o incluso si estás solo pero enfocado en el ego ocurren cosas “malas”, tarde o temprano. Sobrevienen los “dramas” en forma de conflicto, problemas, luchas de poder, violencia física o emocional, etc.
Para trascender el EGO, habrá que echar mano del SER porque éste es tu verdadera naturaleza, libre de conceptos, condicionamientos, ideas y pensamientos. Cuando te instalas en el ser, vives la realidad tal como es, te sientes pleno.
Quejarse es una de las estrategias favoritas del ego para reforzarse. Prepárate un día para contar cuantas quejas encuentras en tu día y te sorprenderás. Trata de mantenerlas bien vigiladas y luego proponte un día sin quejas. ¿Crees que te resulte fácil? Casi puedo asegurarte que a partir de tu primer día libre de quejas, te sentirás más satisfecho, liberado y feliz.
Si frecuentemente quieres tener la razón y no valoras la opinión de los demás o te sientes ofendido, aprende a escuchar. Permite que el otro exprese su sentir y sus puntos de vista. Podrías encontrar una mejor solución mediante el pensamiento colectivo y no solo desde una misma perspectiva. Las grandes ideas a veces surgen en los momentos menos esperados. Mantente positivo.
Si te preocupa la opinión de los demás, mira dentro de ti cuáles son tus áreas de oportunidad y trabaja en ellas. Con el solo hecho de identificarlas, es en sí un acto de humildad y autoconocimiento. No olvides tus puntos fuertes y crea un balance en todo. Mientras más te perfecciones, mayor seguridad tendrás en ti y podrás alcanzar tus objetivos sin mirar al otro. Cada uno somos seres únicos y con talentos diferentes. Reconoce los tuyos, sal de tu zona de confort y púlelos.
No creas que eres superior o inferior. Tú eres maestro de otros, así como otros son maestros tuyos. Imagina como quieres que te recuerden cuando ya no estés. Actúa conforme a eso y sé asertivo. El mayor desafío es reconocer el ego y observar los estragos que tiene en tu vida. No pares tu diálogo interno, mejor intenta cambiar las ideas negativas por positivas.
Recuerda que tu mente no tiene sentido del humor. Las bromas sobre tu apariencia, tus alcances y tu vida en general las tomará como hechos. Los pensamientos son energía y hacia donde enfoques la atención, pondrás esa energía. Si lo crees, lo creas. 
Inspirado en El poder del ahora. Eckhart Tolle, 1997
